jueves, 1 de octubre de 2009

La Saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer. “Only Human” pertenece a Amethyst Jackson.Tatarata se adjudica la traducción.



Sólo Humano

Capítulo 11

No había pasado un día entero desde la desaparición de Bella, pero por mis recuerdos, estaba seguro que ella había estado en el pasado al menos una semana. Sólo me podía atrever a esperar que la extraña diferencia de tiempo significaría tenerla de regreso más pronto. Cualquier otra idea era… insoportable.

Mi yo pasado estaba aprovechando al máximo la situación… no que yo pudiera culparlo. ¿No había dicho yo antes que habría hecho de todo para hacerla mía, de haberla encontrado entonces? Y mi yo pasado me demostraba estar en lo correcto; las ideas de guerra habían salido volando de su cabeza, aunque aún fingía…ahora, todo lo que pensaba era en proveer una casa y una vida para Bella. No me podría sentir celoso más…yo conocía esos sentimientos. Esos eran mis sentimientos. Pero el miedo siempre permanecía. Si tenía éxito con Bella en el pasado, si evitaba la epidemia de gripe y me las arreglaba para casarme con ella como quería… ¿volvería a verla yo de nuevo?

Dejé que los recuerdos fluyeran sobre mí… nuestro primer beso en el calor del verano, alternándose con nuestro beso después de dejar el prado…diferentes sensaciones, pero ambas irresistibles. Ambas Bella. Suspiré para mí, luchando el anhelo que los nuevos recuerdos levantaban en mí. Mi Bella… que no daría por abrazarla ahora, por sentir su suavidad bajo las yemas de mis dedos…

Quiero llevarla a la fiesta de los Benedict,” le conté a mi madre, luchando contra mi pena. Ella conocía tan bien como yo mi odio hacia tales funciones sociales; fácilmente pudo adivinar mi motivación – mi deseo de complacer a Bella, de impresionarla, de ganar su corazón…

Bueno, no puedo decir que estoy completamente sorprendida,” respondió, sonriendo a sabiendas. “¿Ella ya aceptó ir?”

Si,” mascullé. Mi cara estaba sonrojada.

Entonces, me encargaré de ella para ti,” dijo. “Será la bella del baile.”

Rodé mis ojos ante su sonrisita.

desperté en medio de la noche. Ella estaba parada ahí en su camisón blanco puro, como un ángel o un fantasma, que viene para llevarme rápidamente.

Extraño mi casa,” me había dicho. Yo la había tomado entre mis brazos, contento por cualquier excusa para estar cerca de ella, feliz de imaginar una vida donde pudiera acostarme a su lado de esta manera cada noche… pero su tristeza me celaba. El anhelo en sus ojos no era completamente mío. Ella aún pensaba en alguien más… ¿su Jacob? Me sentí enfermo ante la idea…

No, yo sabía mejor. No era Jacob. Ella me extrañaba a ; tenía que creer eso, o me volvería loco. Claramente, ella estaba correspondiendo los sentimientos de mi pasado yo, ¿pero por qué? ¿Era porque extrañaba mi yo actual? ¿O es que sentía el mismo jalón que yo sentía en ambas ocasiones, la necesidad de tenerla a ella, en cualquier escenario, cualquier forma. ¿Realmente sentía ella las mismas cosas hacia mí? ¿Podría amar a mi yo humano y a mi yo vampiro igualmente, incondicionalmente?

¿Podría regresar a mí cuando mi pasado humano sostenía tantas más oportunidades para ella?

Desearía poder detener el tiempo y mantenerse así para siempre.”

Si… conocía el sentimiento.

¿Edward? Esta vez era Rosalie, acercándose lentamente. Asentí, respondiéndole y al mismo tiempo dándole permiso para que se acercara. Mi familia había estado en ascuas conmigo por las horas desde que ella se había marchado, y yo no había ayudado en nada negándome a moverme de mi lugar en el bosque, donde la veía.

“Estás cagado del miedo, ¿verdad?” dijo mientras se sentaba a mi lado. Sonreí ante su falta de sutileza.

“Completamente,” acordé. “¿No lo estarías tú?”

“Si,” asintió levemente. “Si fuera Emmett… temería que no pudiera regresar a mí. O que me amara más, si fuéramos humanos…si yo pudiera darle hijos, una familia.”

“¿No debería estar yo preocupado?” Las inseguridades se dispararon rápidamente, ahora que ella había sido la primera de decirlas en voz alta. “Si tuvieras la oportunidad de la vida que siempre quisiste, con Emmett y todo, ¿no la tomarías?”

Rosalie se encogió. “Si fuera posible, tal vez. Si estuviera en la situación de Bella, no creo que lo haría. Yo no cambiaría ninguna de las circunstancias que guiaron a Emmett hacia mí. No arriesgaría dejarlo pasar una eternidad solo; estoy segura que él se sentiría de la misma forma. Y estoy segura que también Bella lo hace. A demás, Bella no es del tipo que sienta cabeza y tiene una familia. Eso es demasiado ordinario para ella.”

Sonreí para mí. “Sería sorprendente de su parte el tomar la opción segura por una vez.”

“No quieres que ella se quede, ¿verdad?” preguntó Rosalie, conociendo mi tendencia hacia el sacrificio.

“No…no, hemos ido demasiado lejos para que yo vaya una eternidad sin ella.”

Rosalie palmeó una mano en mi hombro en un gesto muy como Emmett. “Dale a la preocupación un descanso, Edward. Sólo te darás a ti mismo un dolor de cabeza.”

La miré irse, sintiéndome sólo moderadamente mejor. Su consuelo ayudó, ¿pero cuánto podría hacer contra las imágenes que continuaban inundando mi memoria?

No se exactamente que pensar de ti, Bella. Hay momentos como este cuando creo que podrías sentir tanto como yo – y otras ocasiones es como si estuvieras millas de distancia, como si estuvieras soñando en alguien más…”

Alguien más como Jacob. Como su amor pasado. ¿Se aferraría ella a esos recuerdos para siempre, soñando continuamente con alguien que no la merecía? Yo podría hacerlo mejor. Yo podría ser bueno para ella.

Edward, lo prometo, cada parte de mí está contigo.”

Mi corazón tamborileó con esperanza. “¿Cada parte?”

Cada parte,” dijo ella. “Por supuesto, no es fácil dejar ir el pasado por completo – pero contigo… ahí es donde quiero estar.”

¿lo dices en serio?” presioné, preguntándome si sólo estaba tratando de ahorrar mis muy obvios sentimientos por ella. “No lo estás diciendo solamente –”

No mentiría sobre esto,” dijo, tan sinceramente que tuve que creer… y la alegría que vino con esa creencia fue poderosa.

Me casaría con esta chica. Estaba absolutamente determinado. La haría tan feliz que su amor pasado no sería más que un mal sueño, olvidado una vez despertara…

¿Qué quiso decir ella? Volví a estudiar sus palabras una y otra vez. “¿Era eso una doble charla? ¿Imaginé un extraño punto de énfasis cada vez que se dirigía a mi yo pasado, apuntando a ambos?… ¿o estaba siendo completamente honesta? ¿Era 1918 donde ella quería estar? ¿Estaba lista para dejar ir lo que había pasado en esta época, nuestros planes para el futuro?

Gruñí en voz alta. ¡Si sólo tuviera respuesta! Daría lo que fuera para hablar con Bella, para saber de seguro lo que quería. Saber me permitiría decidir mi forma de proceder. Podría esperar pacientemente si podía estar seguro que quería regresar a mí. Esperaría para siempre por ella. Pero si no regresaba nunca…

Supongo que debería llevarte a casa antes que te quedes dormida aquí en la pista de baile,” le dije a la chica casi quedándose dormida en mis brazos. Ella era adorable en su estado soñoliento, un pequeño mohín extra en sus gruesos y rojos labios. Sus oscuros ojos eran increíblemente cálidos mientras levantaba su mirada para verme.

Se quedó dormida en el auto, y saboreé la sensación de su cuerpo contra el mío, sus suaves curvas y su cálida piel bajo mis dedos. Tuve que seguir recordándome que estaba en mis brazos porque quería… no podía escaparle a la preocupación de que estaba aprovechándome o a la culpa de que estaba deseándola. Ella merecía mucho más que eso…

No queriendo despertarla, la cargué dentro. Ella despertó, protestando débilmente, pero no estaba dispuesto a bajarla. Cargándola de esta forma, como a una novia, con ella en ese vestido, hacía que mi corazón se creciera con alegría y esperanza. Algún día, tal vez, seríamos justo así, pero yo la cargaría dentro de nuestra propia casa, y dentro de una habitación que compartiríamos… sería completamente propio, en esa situación, el remover el vestido de su cuerpo, el tocarla como tanto deseaba…

Alejé las fantasías tan pronto como entré a su habitación. Hora de ser un caballero, y la trataría con todo el respeto que se merecía.

Ayúdame a quitarme los ganchos de mi cabello, había pedido. No podía estar más feliz; el deseo de pasar mis dedos por sus gruesos y sedosos cabellos me había acosado desde la primera vez que posé mi mirada sobre ella. Cualquier excusa para tocar, para sentir…

Todos los ganchos estaban libres, pero no podía dejar de tocar… su cabello era justo tan suave como había imaginado. Podía imaginármelo abriéndose en abanico bajo ella sobre una almohada; soñé con enterrar mis manos en él mientras me movía sobre ella, besando su suave boca, sosteniendo su cuerpo tan cerca como lo había hecho esta noche, mientras bailábamos…

Me alegra que hayas venido conmigo esta noche,” dije, encontrando un parche de piel donde acariciar.

Yo también me alegro,” dijo. Sus ojos eran tan inocentes. Era hora de irse.

Pero primero…un beso. Un beso sería aceptable, ¿verdad? No le había importado la primera vez. Así que toqué mis labios con los suyos, cuidadoso de no exceder cualquier línea invisible, y ella probó ser la tentación encarnada, ofreciéndome un ardiente y boquiabierto beso… la clase de beso que los amantes compartían entre sábanas… la clase de beso que me tendría caminando en la noche por algún tiempo…

Me alejé por necesidad. Si no lo hacía, seguiría presionando por más, y ahora no era el momento.

La dejé con renuencia, y esperé que no estuviera imaginando cosas cuando vi la misma desgana en su cara…

Los recuerdos eran lo bastante frescos para atormentarme, para recordar imágenes de noches ardientes en Italia y esos mismos besos apasionados… excepto que yo nunca había sentido la misma libertad como la que sentí en ese tormentoso recuerdo. Estar tan perdido en ella… que sensación tan exquisita… quise experimentarla de nuevo, como mi yo actual, una y otra vez…

… “¿cómo estuvo la fiesta? Preguntó mi madre sonriendo. “Llegaste bastante tarde.”

Estuvo fantástica,” admití, girándome para abrir la ventana donde pude ver niños jugando en la calle. Bella había salido, a ver a su amigo, el doctor; esta vez, se negó a dejarme venir. Traté de no dejar que eso me molestara.

Probablemente bailé con ella demasiado tiempo,” dije, sabiendo que mi madre no se calmaría con la respuesta simple que le había dado. “Estaba exhausta cuando llegamos a casa. Pero no pude evitarlo. Y no podía obligarme a dejar su lado toda la noche. Habrá chisme. Pero no me importa.”

Me giré de regreso a ella, evaluando la sonrisa irónica sobre su cara. “¿Qué? Siempre supe que te enamorarías de ella. Estaba por toda tu cara la primera vez que te vi hablándole.”

Quiero casarme con ella,” dije, inquieto. A mi padre no le gustaría. No se suponía que me casara hasta después de la escuela de leyes, y definitivamente no se suponía que me casara con una chica sin familia, sin dinero, y sin conexiones. Pero de alguna forma la desaprobación de mi padre no me asustaba tanto como solía. Lo arriesgaría por ella.

De nuevo, no estoy sorprendida,” sonrió mi madre. “Todas las cosas funcionarán, de alguna manera. Algún día. Puedo verlo.”

Fruncí el ceño. No era nadie para dudar de mi madre, pero definitivamente no me gustó la forma en que había expresado eso…

Fruncí el ceño también en el presente. ¿Qué sabía mi madre que yo no?

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